lunes, 13 de septiembre de 2010

Un paseo por el Real Felipe

El Paseo por el Real Felipe

Descripcion de la Fortaleza del Raçeal Felipe

La fortaleza tiene la forma de un pentágono irregular ocupando un área de 70 000 m². En cada uno de sus cinco vértices se edificó un baluarte, que fueron bautizados con los nombres de «El Rey», «La Reina», «San Felipe», «San Carlos» y «San José».


El recinto posee dos entradas. La «Principal» o «de Honor» se ubica en el tramo de la muralla comprendido entre los baluartes de «El Rey» y «San José». Se encontraba orientada hacia el antiguo «Camino Real» de Lima al Callao (hoy avenidas Sáenz Peña y Óscar R. Benavides). Contaba con un puente levadizo para cruzar el foso de agua que originalmente rodeaba a la fortaleza. En la actualidad frente a ella se ubica la «Plaza Independencia». La secundaria, ubicada en la parte posterior de la fortaleza, es conocida como la «Puerta del Perdón», pues fue utilizada durante el sitio del Callao por los desertores que se pasaban al lado patriota.

El «Torreón del Rey» está ubicado en el baluarte del mismo nombre. Cuenta con tres niveles, en dos de los cuales hay plataformas con cañones; la primera con veinticuatro de fierro, y la segunda con ocho de bronce. El interior era un búnker laberíntico que poseía todo lo adecuado para resistir cualquier ataque. Un puente levadizo completaba la seguridad pues era el único acceso que poseía cada torreón. Al igual que el torreón de la Reina, el del Rey fue modificado durante la guerra del Pacífico, reemplazándose los niveles superiores por dos plataformas para cañones giratorios.

El «Torreón de la Reina», ubicado en el baluarte homónimo, estaba equipado con depósitos de municiones, provisiones y un pozo con agua. Posee un calabozo semicircular en el que los detenidos permanecían de pie todo el tiempo. Inicialmente el torreón contaba con dos niveles con plataformas de cañones, pero se modificó en la guerra con Chile, eliminándose el nivel superior donde se prepararon cuatro plataformas para cañones giratorios Vavaseaur, uno de los cuales aún existe en el museo.


Ambos torreones eran considerados como dos fortalezas dentro de la misma, pues si el recinto principal era ocupado por los invasores se levantaban los puentes, que eran el único acceso a los torreones, permitiéndoles aislarse del exterior para continuar la lucha desde allí.


La «Casa del Gobernador» era el lugar de alojamiento del jefe militar de la plaza. Se construyó en el vértice del baluarte de «San Carlos» y tenía tallados en su frontis los escudos de los reyes de España. Hoy se exhiben allí objetos pertenecientes a diferentes épocas militares, desde la incaica hasta la etapa republicana.


El «Caballero de los Doce Cañones»[c] está ubicado en la parte alta de la «Casa del Gobernador». Fue construido durante el gobierno del virrey Amat. Al igual que los torreones, tenía capacidad de convertirse en un fuerte impenetrable en caso de la ocupación del atacante, al cual se le podía contraatacar desde allí. Su nombre se debe al armamento que utilizaba: doce cañones que apuntaban hacia los cuatro lados; además de tres líneas de retirada, cada una con cañones apuntando contra los invasores.


En la parte baja del baluarte de «San Carlos» se construyeron cuatro «casamatas» destinadas inicialmente como almacenes pero que luego serían usadas como prisiones.


En una sala aparte se encuentra «La Casa de la Mujer» que rinde homenaje a la mujer peruana por su participación en tiempos de guerra.1 Al lado, donde estaba antiguamente el aljibe, destaca la «oploteca», esto es, la colección de armas portátiles del museo. Se encuentran armas de puño (pistolas y revólveres), de largo alcance (fusiles y carabinas) y de acompañamiento (ametralladoras, lanzagranadas y morteros).


Dentro del recinto se encuentran también el «Parque de Vehículos Blindados», donde se exponen tanques de distinta procedencia; y el «Parque de Artillería», en el que se muestran cañones utilizados por el ejército en diversas etapas de su historia.


También se exhibe una réplica de la parte frontal de la «Casa de la Respuesta», existente en la ciudad de Arica, en la que el coronel EP Francisco Bolognesi Cervantes dio su célebre respuesta. Al lado de esta réplica se halla el «Monumento al Soldado Desconocido», que representa a todos aquellos que en honor al ejército sacrificaron su vida por la patria.


Desde el 2008 la fortaleza posee un Centro de Convenciones en su interior, que cuenta con un auditorio con capacidad para 1 500 asistentes, además de una sala de prensa, restaurantes y stands para la venta de artesanías.

Durante la Republica

En 1866, durante el Combate de 2 de mayo, el fuerte fue una de las líneas defensivas peruanas contra la flota española. La fortaleza luego serviría como prisión política de 1826 a 1833.
En 1834 sirvió de refugio al recién elegido presidente Luis José de Orbegoso y Moncada, al sospechar de un golpe de estado de parte del ex-presidente Agustí Gamarra. Al año siguiente, el presidente Orbegoso se dirigió al Cusco en un intento por frenar las acciones revolucionarias del mariscal Gamarra en el sur del país. En su ausencia el sargento Pedro Becerra se amotinó en el Callao, en la madrugada del 1 de enero de 1835, apoderándose de la fortaleza. Sin embargo, la revuelta fue sofocada a los pocos días por el general de división Felipe Santiago Salaverry.
En 1839 la fortaleza fue convertida en Aduana por Decreto del presidente Agustín Gamarra. El último suceso militar de la fortaleza fue durante la Guerra del Pacífico en la cual la fortaleza impidió el desembarco de la escuadra chilena al mando del Almirante Galvarino Riveros Cárdenas en el Callao. El castillo sobrevivió a la guerra pero no sucedió lo mismo con los fuertes «San Rafael» y «San Miguel» que fueron completamente destruidos por las tropas chilenas.
Después de la guerra, la fortaleza siguió funcionado como Aduana. En 1925, por disposición del presidente Augusto Leguía, se realizaron los trabajos de restauración del recinto retomando su nombre original de Fortaleza del Real Felipe. Fue declarado como «Monumento histórico nacional» el 19 de mayo de 1952 convirtiéndose en sede del «Museo del Ejército Peruano».
En el 2007 se inició una nueva restauración de parte del Servicio de Ingeniería del Ejército, en coordinación con la Dirección de Museos del Ejército y bajo la Supervisión del Instituto Nacional de Cultura. Esta refacción fue en motivo de la realización del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico del 2008 donde la fortaleza fue una de las sedes del evento.

Durante la Independencia

La fortaleza permaneció sin mayores incidentes hasta 1806 cuando se empezó a gestar la independencia del Perú. Fue entonces cuando el virrey José Fernando de Abascal y Sousa, ordenó la construcción de un almacén para las armas y la artillería, así como un aljibe que pudiera contener agua para abastecer a dos mil hombres por cuatro meses de ocurrir un sitio a la fortaleza.8


El Almirante Guillermo Brown realizó un bloqueo al puerto del Callao el 21 de enero de 1816. Al mando de una flotilla, Brown capturó algunos barcos españoles y bombardeó el puerto sin causar mayores daños. Fueron contestados por los cañones de los castillos y de las baterías terrestres que obligaron a retroceder a los atacantes.

El 16 de enero de 1819 la fortaleza rechazó el ataque libertador del almirante Lord Thomas Cochrane, durante el gobierno del virrey Joaquín de la Pezuela. Ese intento infructuoso obligó al general José de San Martín a entrar a la capital por Pisco y no por el Callao. Una vez declarada la independencia, se ordenó el sitio del fortín, que se hallaba bajo dominio español al mando del general José de La Mar. El 19 de septiembre de 1821, al ver la escasez de alimentos y la amenaza de epidemia que sufrían sus tropas, La Mar decidió entregar la plaza y unirse a las fuerzas independentistas. San Martín entonces renombró la fortaleza bautizándola como «Castillo de la Independencia».

La fortaleza volvió a dominio español tras la Sublevación del Callao realizada por el sargento Dámaso Moyano en 1824, tomando el mando de ésta el brigadier español José Ramón Rodil y Campillo, quién negándose a reconocer la capitulación de Ayacucho, se encerró en la fortaleza y resistió el sitio de las fuerzas patriotas hasta el 22 de enero de 1826, en que entregó la plaza al ver que la ayuda de España no llegaba. Esta acción fue el fin del Imperio español en América del Sur, pues el mismo día se juraba la independencia de Chiloé, que fue anexionado a Chile con la firma del Tratado de Tantauco una semana antes.

El 29 de diciembre de 1746 se aprobó el diseño presentado por el matemático y arquitecto francés Luis Godin y los españoles José Amich y Juan Francisco Rossa. El 21 de enero de 1747 se iniciaron los trabajos con el cavado de las zanjas y el 1 de agosto del mismo año se llevó a cabo la colocación de la primera piedra. Fue una de las más grandes obras de arquitectura que realizó España, con un costo de tres millones de pesos. Para ésta se utilizaron bloques de piedra traídas de las canteras de la isla San Lorenzo y de los restos desenterrados de las antiguas murallas destruidas por las catástrofes. Estos bloques compuestos de cuarcita y arenisca fueron reforzados con «calicanto».El nombre fue elegido en honor de Felipe V de la Casa de Borbón que había fallecido por esos días. La edificación finalizó durante el mandato del virrey Manuel de Amat y Juniet en 1774.


En 1782 el virrey Manuel Guirior notó que la fortaleza era vulnerable a «golpe de mano» por sus flancos, por ello decidió construir dos pequeños fuertes, llamados «San Miguel» y «San Rafael», que se hallaban a corta distancia hacia ambos lados del recinto completando el sistema defensivo llamado «Los Castillos del Callao».

sábado, 11 de septiembre de 2010

Construccion del Real Felipe

El 29 de diciembre de 1746 se aprobó el diseño presentado por el matemático y arquitecto francés Luis Godin y los españoles José Amich y Juan Francisco Rossa El 21 de enero de 1747 se iniciaron los trabajos con el cavado de las zanjas y el 1 de agosto del mismo año se llevó a cabo la colocación de la primera piedra.2 Fue una de las más grandes obras de arquitectura que realizó España, con un costo de tres millones de pesos. Para ésta se utilizaron bloques de piedra traídas de las canteras de la isla San Lorenzo y de los restos desenterrados de las antiguas murallas destruidas por las catástrofes. Estos bloques compuestos de cuarcita y arenisca fueron reforzados con «calicanto». El nombre fue elegido en honor de Felipe V de la Casa de Borbón que había fallecido por esos días. La edificación finalizó durante el mandato del virrey Manuel de Amat y Juniet en 1774.
En 1782 el virrey Manuel Guirior notó que la fortaleza era vulnerable a «golpe de mano» por sus flancos, por ello decidió construir dos pequeños fuertes, llamados «San Miguel» y «San Rafael», que se hallaban a corta distancia hacia ambos lados del recinto completando el sistema defensivo llamado «Los Castillos del Callao».